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miércoles, 13 de agosto de 2014

Semana 3: De las ventanas abiertas y el "stalkeo"

No sé  si a más personas les ha sucedido que un libro, una revista, una clase parece ser el reflejo completo y detallado de sus vidas. O que preciso un día de situaciones completamente normales y cotidianas en apariencia, todo el planeta tierra parece confabularse para hacerte recordar curiosidades que creías te habían sucedido solo a ti, o problemas por los que solemos creer que nuestro mundo va a colapsarse y acabar.

No hasta el punto caótico que mencioné antes, pero la clase de información y documentación del miércoles me dio todas esas sensaciones. Comentando con un compañero lo único que nos podíamos repetir - en tono de broma pero con la conciencia de la certeza impresa en nuestra afirmación-, era "esta clase parece hecha para nosotros".

¿Qué está haciendo el internet con nuestras mentes? y un texto sobre la atención de un libro que recuerdo tiene la palabra "focus" en alguna parte de su título, fueron los temas expuestos en clase durante la primera hora y media.
De nada funcionan los conocimientos aislados, así que la tarea y el propósito de esta entrada, así como el de la clase, es conectar con las presentaciones previas y producir nuevos textos desde la reflexión.

Como ya se vio antes, el internet es un espacio multimedia, que es un medio de comunicación y en términos de Marshall Mcluhan es una extensión de los sentidos. De esta afirmación surge un interrogante curioso: si los medios son, de hecho extensiones de los sentidos, ¿de qué sentido resulta ser extensión la internet? En internet hablamos y escuchamos, vemos, interactuamos... de alguna manera también sentimos, entonces este medio no puede ser extensión de solo un sentido y de hecho se puede configurar como la extensión de un sistema del cuerpo humano, tan importante y responsable de tantas acciones como lo es el sistema nervioso central.
Por supuesto, es una teoría que han repetido en clases desde teorías de la comunicación, historia social e historia de masas, en primer y segundo semestre, pero en el momento que uno se detiene a pensar sobre ciertas afirmaciones tan contundentes y que involucran tal grado de cotidianidad como la presentada en un postulado sobre la herramienta de mayor uso y presencia en nuestras vidas actualmente como lo es internet, se puede reflexionar sobre los comportamientos propios y de nuestros conocidos y ver los fundamentos de estas teorías.

Así pues, la exposición comenzó con una explicación de los cambios fisiológicos en las estructuras cerebrales que puede haber provocado el uso constante del internet. Inevitablemente hice un relacionamiento en este punto con la teoría de la adaptación de las especies al entorno en sus procesos de evolución. En un momento de la historia en el que el ser humano, sea quien sea vive inmerso en en un mundo multimediático, saturado de información en todas las direcciones y tan necesario como el internet... las costumbres y características del individuo deben modificarse para posibilitar su supervivencia en el entorno.
Hoy es extraño encontrar a alguien que no sepa que es Instagram, y es completamente imposible que cualquier persona no sepa que es Facebook. Para nadie es extraño el pasar horas frente a una pantalla sin realiza ninguna producción particular, simplemente observando. Y para nosotros es normal, ahora mantenernos pegados a los smartphones es el pan de cada día, la capacidad de hablar con completa elocuencia y sin trabas por medio del chat pero ser completamente incompetentes en una conversación cara a cara se convierte en una broma cotidiana y no hay casa en la que no se tengan por lo menos un computador de escritorio, dos portátiles, tres tablets y un smartphone.
Esto nos lleva a cuestionarnos, si esa evolución en las actitudes y esa necesaria adaptación al medio inmenso del internet, indudablemente nos está guiando en un proceso de evolución y cambio, pero ¿será que también nos está llevando a perder nuestra humanidad?
Se ha dicho siempre que los seres humanos somos seres sociales, que interactuamos y convivimos en sociedades, buscando el confort en grandes urbes... pero si gracias los medios, poco a poco nos convertimos en seres dependientes de nuestro invento, completamente incapaces de conversar sin la ayuda de una aplicación especial para los celulares. Incluso una familia, estando todos en la misma casa hace uso de las redes sociales para realizar preguntas, algo que solo tomaría un mínimo desplazamiento y una articulación de palabras en el nivel más simple.


¿Qué tan humano es un ser que para ser social depende de un aparato electrónico?

Otra de las situaciones que se observa con frecuencia es que los niños ahora parecen nacer con un chip que les permite un desenvolvimiento casi prodigioso en términos tecnológicos. No es extraño ver a un niño de 5 años con un iPhone, haciendo a su voluntad con las aplicaciones y los componentes del teléfono, mientras que sus padre escasamente lo ocupan para hacer llamadas.
Muchos de nosotros a veces nos hemos visto atrapados en eternas y tediosas explicaciones para nuestros padres, sobre como ocupar un aparato tecnológico o de qué trata una página web y cómo funciona. Sucede lo mismo con las jergas de internet, con los nuevos términos que nacen, para nosotros son tan comunes y hacen tanta parte del vocabulario de la lengua como la palabra "hola", pero para nuestros padres y abuelo resultan completamente ajenas e imposibles de entender.




En segundo lugar, en la exposición sobre el tema de la atención del libro de título "focus" me vi completamente reflejada.
En el ejercicio de escribir esta entrada para el blog, se me fue toda la tarde y no porque la entrada fuera demasiado compleja o necesitara de un nivel de atención y reflexión especial, sino porque durante todo el proceso estuve saltando de un lado a otro en páginas de internet, respondiendo mensajes en Whatsapp, leyendo artículos que saltaban en mi inicio de Facebook o dispersándome media hora bajando por el inicio de Tumblr para reblogear cualquier contenido que llamara mi atención.

Hasta hace una semana pensaba que era una situación normal así que mi sorpresa fue grande cuando Sebastián dijo que, de hecho es un transtorno de la atención denominado "síndrome de las ventanas abiertas" a lo que también se conoce como "internet multitasking syndrome"
Refiere a la incapacidad de las personas de mantenerse centradas exclusivamente en una tarea y realizar muchas de manera simultánea. A mi me ha sucedido en concreto que intento escribir al tiempo que escucho música y canto lo que escucho. Uno creería que se pueden hacer ambas cosas al tiempo sin distraerse. Pero no son pocas las ocasiones en las que he terminado escribiendo la letra de la canción que intentaba cantar y al final resuelvo abandonar una de las tareas. Si no hubiese tenido la sensatez de abandonar el intento de hacer multitask mientras hacía trabajos para la universidad, probablemente muchas de mis entregas hubiesen sido un collage horroroso de teorías de la autoficción con extractos de gives you hell.



Otro de los puntos de importancia y en los que me he visto inconscientemente inmersa, es la línea que lleva de las distracciones a las ramas de éstas, las sensoriales y las emocionales. Las sensoriales refieren a las distracciones que tienen que ver con los sentidos. Como un ruido fuerte que nos saca de la concentración o un olor que nos hala fuera del contexto en que nos encontramos, ciertamente resulta casi imposible estudiar en un lugar donde a las 11 de la mañana comienza a oler a carne asada y lo único en lo que uno puede pensar en adelante es en el hambre que tiene (muchas gracias al bloque de básicas de la universidad). 
Pero no son las distracciones sensoriales las que me importa resaltar... son las emocionales. 

Es curioso como nunca antes había considerado esa conexión, aunque suele suceder que solo hasta cuando los enlaces nos son resaltados en grandes letras y con vistosos enunciados, y al pensarlo resulta demasiado lógico. Si la internet nos provoca dispersión y causa que seamos incapaces de centrar nuestros pensamientos en un tema concreto, eso solo puede derivar en que nuestra mente se aleje del lugar en el que estamos "presentes" y comience a divagar. El lugar por preferencia para divagar suelen ser lo problemas personales. Así al final nos vemos envueltos en una espiral de pensamientos y emociones, que apoyadas en las redes sociales nos acaba por dirigir hacia el Cyberacoso. No en forma exagerada, sino en una manera de expresar esa necesidad imperante que tenemos de saber qué hace cierta persona todo el tiempo, con quien habla, que piensa, que ve. 

Esto puede tener su enlace con lo que decía en la entrada anterior, referente a que siempre queremos saber lo que pasa, aunque no nos incumba ni nos afecte... solo por no estar desactualizados, pero cuando se relaciona a un nivel más emocional se convierte en un hábito mucho menos sano y que solo puede dirigirse a la autodestrucción. Es como seguir abriendo las heridas pasadas e incluso las presentes, sin darles si quiera la posibilidad de cerrar. 

A lo que me refiero acá, y es lo que se ve más constantemente, es que si por ejemplo terminé con mi novio de mala forma y sé que él ha seguido adelante con otra chica, pero me duele... no tiene razón de ser que pase el tiempo revisando todas sus redes sociales para ver cómo hablan y lo que hablan. No mientras no haya logrado superar el sentimiento. Además de que ser descubierto en el cyber acoso, es humillante. 



Esta semana deja mucho sobre lo que pensar en términos académicos (para estudio) y en términos personales (para la práctica).

Una persona concentrada tiene la capacidad de dejar las crisis emocionales a un lado, respirar y reflexionar. Principio contrario al de las redes. Concentrarse en los problemas todo el tiempo genera depresión, transtornos obsesivos compulsivos, problemas de memorización... priorizar sobre las redes, nos hace priorizar los mismos problemas que queremos dejar a un lado.


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